Los Reales Alcázares de Sevilla es el Palacio Real con uso continuado como residencia Real más antiguo del mundo. Hoy sigue siendo la residencia oficial de los Reyes de España durante sus visitas a Sevilla.
La primitiva fortificación fue construida alrededor del año 884 como defensa de la invasión normanda a Sevilla.
Tras la Reconquista de Sevilla por el Santo Rey Fernando III en el año 1248, se construyeron diversos palacios, de los que sólo quedan las murallas y escasos restos.
Reinando Alfonso X, el Sabio, se construyó el Palacio Gótico, y durante el reinado de Don Pedro I de Castilla, para algunos “el Cruel” y para otros “el Justiciero, fue cuando se construyó el palacio mudéjar, que es la edificación más representativa de la época cristiana.
Durante el siglo XVI se realizan nuevas reformas y se enriquecen sus bellos jardines, plantados de naranjos y palmeras, con fuentes y pabellones que nos brindan el frescor en los calurosos días estivales.
Desde la Puerta del León que se abre en las murallas almenadas de la Plaza del Triunfo nos adentramos al fastuoso interior de los Reales Alcázares.
Tras ella nos encontramos con el Patio de la Montería, esplendoroso espacio en el que se levanta la hermosa fachada mudéjar del Palacio de Pedro I; el Patio de las Muñecas, así llamado por los pequeños rostros reproducidos en uno de los arcos, que cuenta con una bellísima ornamentación de azulejos y arabescos de estuco; el Patio de las Doncellas, obra maestra del mudéjar andaluz; el Cuarto del Almirante, que Isabel la Católica destinó a Casa de la Contratación después del Descubrimiento del Nuevo Mundo; el Salón de Embajadores, impresionante sala cuadrada cubierta por una cúpula; el Salón de Carlos V que cuenta con una magnifica decoración de azulejos y de grandes tapices de Bruselas; el Salón del Emperador con azulejos del siglo XV y tapices flamencos; los Apartamentos Reales con salas redecoradas en el siglo XVIII; ..., todo ello convierten a los Reales Alcázares en un conjunto arquitectónico de gran belleza, excepcional, suntuoso y que parece sacado de las Mil y una noche.
Los Reales Alcázares han sido testigos de grandes acontecimientos históricos de todo tipo, dado el carácter de residencia Real. En él celebró su boda Carlos V con Isabel de Portugal y muy recientemente la celebración de la boda de la Infanta Elena con Don Jaime de Marichalar, Duques de Lugo.
La primitiva fortificación fue construida alrededor del año 884 como defensa de la invasión normanda a Sevilla.
Tras la Reconquista de Sevilla por el Santo Rey Fernando III en el año 1248, se construyeron diversos palacios, de los que sólo quedan las murallas y escasos restos.
Reinando Alfonso X, el Sabio, se construyó el Palacio Gótico, y durante el reinado de Don Pedro I de Castilla, para algunos “el Cruel” y para otros “el Justiciero, fue cuando se construyó el palacio mudéjar, que es la edificación más representativa de la época cristiana.
Durante el siglo XVI se realizan nuevas reformas y se enriquecen sus bellos jardines, plantados de naranjos y palmeras, con fuentes y pabellones que nos brindan el frescor en los calurosos días estivales.
Desde la Puerta del León que se abre en las murallas almenadas de la Plaza del Triunfo nos adentramos al fastuoso interior de los Reales Alcázares.
Tras ella nos encontramos con el Patio de la Montería, esplendoroso espacio en el que se levanta la hermosa fachada mudéjar del Palacio de Pedro I; el Patio de las Muñecas, así llamado por los pequeños rostros reproducidos en uno de los arcos, que cuenta con una bellísima ornamentación de azulejos y arabescos de estuco; el Patio de las Doncellas, obra maestra del mudéjar andaluz; el Cuarto del Almirante, que Isabel la Católica destinó a Casa de la Contratación después del Descubrimiento del Nuevo Mundo; el Salón de Embajadores, impresionante sala cuadrada cubierta por una cúpula; el Salón de Carlos V que cuenta con una magnifica decoración de azulejos y de grandes tapices de Bruselas; el Salón del Emperador con azulejos del siglo XV y tapices flamencos; los Apartamentos Reales con salas redecoradas en el siglo XVIII; ..., todo ello convierten a los Reales Alcázares en un conjunto arquitectónico de gran belleza, excepcional, suntuoso y que parece sacado de las Mil y una noche.
Los Reales Alcázares han sido testigos de grandes acontecimientos históricos de todo tipo, dado el carácter de residencia Real. En él celebró su boda Carlos V con Isabel de Portugal y muy recientemente la celebración de la boda de la Infanta Elena con Don Jaime de Marichalar, Duques de Lugo.
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